Una mano mensajera, una nalga pasajera
Una mano mensajera
acostumbrada a volar,
a una nalga pasajera
decidió acariciar.
La nalga se disgustó
y a la mano denunció,
otras manos justicieras
acudieron a la escena,
y a las manos mensajeras
le impusieron su pena:
¡Cuatro años de prisión
para bajar su pasión!.
Pasión y mucha emoción
es lo que necesitamos,
para darle a la justicia,
no solo una leve caricia,
sino su buen revolcón.
Para meterle con todo
el dedo en sus negras llagas,
para sacarla del lodo
y curarla de las chagas,
Por eso necesitamos:
Una justicia con ganas
que juzgue con la verdad,
que no lo haga con las nalgas
acostumbrada a volar,
a una nalga pasajera
decidió acariciar.
La nalga se disgustó
y a la mano denunció,
otras manos justicieras
acudieron a la escena,
y a las manos mensajeras
le impusieron su pena:
¡Cuatro años de prisión
para bajar su pasión!.
Pasión y mucha emoción
es lo que necesitamos,
para darle a la justicia,
no solo una leve caricia,
sino su buen revolcón.
Para meterle con todo
el dedo en sus negras llagas,
para sacarla del lodo
y curarla de las chagas,
Por eso necesitamos:
Una justicia con ganas
que juzgue con la verdad,
que no lo haga con las nalgas
sino con mucha equidad.
1 Comments:
Chévere este tipo de información. vale la pena aportar a esta página. RODRIGO G. CALI.
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